domingo, 12 de junio de 2011

Poema sed





Liliana Chavez

Saber apenas
...por qué elijo estar de pie
al borde de este acantilado.
Por qué armo
ramilletes de espinas
y dejo marchitar sobre mi sombra
largos tallos de sol.

Me escondo
en la obviedad
de una puerta transparente
dejando que otros sepan
de mi cordel de piedra
de mi lúgubre vastedad.
De este silencio
que habla
hasta asustarme








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***


Poema en fuga



Gustavo Silva

Leer el diario en ayunas
tienen sus inconvenientes,
concentrado en la lectura
no alcancé a percibir
como se abría de par en par la ventana;
un viento con su impulso huracanado
hizo saltar todas las letras
se abalanzaron sobre mí en esquirlas
una plaga de mayúsculas y minúsculas
amontonadas mezcladas mareadas
interlineados superpuestos
una ensalada tipográfica sobre mi asombro;
no hubo forma de liberarme de ellas
lucía llamativamente distinto
y me daba aires de hombre letrado

de a poco se fueron desprendiendo de mí
a medida que iban transcurriendo las horas
me abandonaron como hormiguitas fugitivas
con las últimas letras, el azar del viento
armó un poema plagado de palabras hermosas
palabras brillantes y sinuosas
que no decían absolutamente nada
no valía la pena siquiera leerlo,
el mismo viento se encargó de llevárselo
desordenado y hasta con cara de asustado;
una vocal por allí, una consonante por allá
y un signo de interrogación
que aún se niega a irse de aquí

no valía la pena siquiera leerlo
la mirada compasiva de algunos transeúntes
insinuaba que era un poema
extremedamente triste, muy triste;
que buena idea la del viento
llevárselo todo lejos
lejos, muy lejos
por la larga y prolija calle del adiós.